La piel necesita un cuidado y una atención especial para que se vea radiante. Hay que mantener el balance del PH para que la microbiota que se encuentra viviendo en ella pueda mantener las barreras de protección de nuestro cuerpo. Es por eso que las mascarillas caseras son un gran aliado.
Los químicos y las fórmulas de farmacia erosionan la piel, provocando que los agentes protectores del organismo no puedan cumplir su finalidad. Es por esa razón que se deberá aportar algunos nutrientes para ayudarlos a estabilizarse. Las mascarillas caseras pueden ser muy buenas y sutiles con la limpieza de la misma.
Si bien las mascarillas caseras no serán la solución y en muchos casos deberemos asistir a un profesional de la salud para que nos ayude, muchas otras nos aliviarán algunos malestares. Siempre ten en cuenta consultar con un especialista ante cualquier duda.
Lo primero a definir es qué tipo de piel posees, para saber cuáles son los aspectos que puedes mejorar en tu rutina de skincare. Entre ellas podés encontrar: grasa, mixta o seca, como una primera selección. También podrás elegir algunos ingredientes para tus mascarillas caseras si tu fin es quitarte algunos años de encima.
Fuente: (Indiscreciones).
Si tu caso es el de una piel seca, el mejor tratamiento que puedes hacer es el de plátano, aguacate y miel. Tritura los dos frutos, agrégale una cucharada de miel natural y mézclalo bien. Con la piel bien limpia, aplícala sobre el rostro y déjala actuar por 10 minutos. Las propiedades de estos elementos aportarán humectación, hidratación y suavidad.
Pero si esta no es tu situación, ¿Qué puedes hacer?. En caso de que la grasitud de tu rostro sea excesiva, puedes probar con productos astringentes en tu mascarilla casera. En un cuenco pon dos cucharadas de yogur natural, una cucharada de zumo de limón y dos de avena. Mezcla bien y aplica sobre el rostro limpio realizando un masaje suave.
Los copos de avena actuarán como un exfoliante muy suave, que afinarán tus poros y quitarán todas las células muertas que puedas poseer. Deja actuar por 15 minutos y retira con abundante agua. El poder actibacteriano del limón, te ayudará con la obstrucción de poros, los puntos negros y posibles infecciones.
Finalmente, si te has encontrado alguna arruguita, no os desesperéis. Prueba con una mascarilla de huevo y miel. Por su alto nivel de proteínas, la clara tiene la capacidad de regenerar las células de la piel. Bátela con un poco de miel y media cucharada de zumo de limón. Aplícala sobre el rostro y déjala actuar 20 minutos, luego retira con abundante agua.