Recientemente, los abogados del rey emérito, Juan Carlos I, acaban de acordar que pagará una multa con Hacienda en España. Según ha publicado el diario El Mundo, ha llegado a un acuerdo con la Agencia Tributaria para poner fin a la inspección que se le estaba haciendo por una serie de regalos por parte de empresarios, sobre todo desplazamientos y vuelos hasta lugares donde se celebran cacerías, una de las mayores aficiones del que fuera jefe del Estado.
Mientras que Juan Carlos I intentaba zanjar todos sus problemas con el fisco español, se emitía un nuevo capítulo del podcast de “Corinna y el Rey”.
En la quinta entrega de este podcast nos enteramos de que en mayo del año 2012, Corinna Larsen se reunió con el general Félix Sanz Roldán, y que este le dijo: “Necesitas mantener al Rey motivado para que siga con su trabajo. Si no lo haces, no podemos garantizar tu seguridad y la de tus hijos”.
Era más que evidente que esto se trataba de una amenaza, y se unió a la sensación que ella ya tenía desde hace algún tiempo que era sospechar que estaba siendo vigilada, acosada y perseguida.
Por ejemplo, en una ocasión ella encontró en su casa un libro sobre el fallecimiento de Diana de Gales y alguien desconocido la llamó por teléfono para decirle que podía morir en un túnel como la madre de Guillermo y Enrique.
Por este motivo, y aunque ya no era más 'amiga' del Rey emérito, accedió a hacer una falsa cena de Navidad, ya que a este no le gustaban para nada pasar las fiestas en la Zarzuela, donde los vínculos estaban peores que nunca.
Para ese entonces, la empresaria alemana, se daba cuenta quien era verdaderamente su ex, el hombre que después del fallecimiento de Franco creó un “reino bananero”, donde se podría hacer lo que uno quisiera sin “ninguna responsabilidad ante la ley”.
Fue en el 2012 cuando el padre de Felipe VI transfirió 65 millones de euros a una cuenta de Corinna desde una suya en un paraíso fiscal.
Según la alemana, esto fue un “regalo” y que le habían asegurado que “no era un soborno para que guardara silencio”, y ella lo vio como una “indemnización” por los años que estuvo con el Rey emérito. Esta no era la primera vez que Juan Carlos I hacía este tipo de transferencias, ya que anteriormente lo había hecho con otras femeninas.