Raphael lleva más de sesenta años sobre los escenarios y parece tener energías para seguir por mucho tiempo. El año pasado fue muy importante para su carrera, y motivado por esas seis décadas como artista, se ha presentado en incontables escenarios y por varias latitudes.
El éxito de Raphael no es casualidad. Sus canciones están incorporadas en su público, que ha ido mutando y todavía conquista tanto a los de su edad como a los de generaciones más recientes. Una carrera única e increíble que le ha dado muchas alegrías y que espera aprovechar por un buen tiempo.
En este andar con la música, el colega de Julio Iglesias no ha estado solo; por el contrario, siempre ha contado con sus cercanos y, en especial, con su esposa Natalia Figueroa y su hija Alejandra Martos. Ellas lo han seguido en cada paso y son incondicionales.
El cantante nunca ha sido de hablar demasiado sobre su vida personal y menos de la de sus parientes, pero es sobre una persona de su entorno que queremos contarte algo en este artículo: la mencionada heredera del cantautor, uno de sus mayores amores.
Fuente: (Twitter).
En mi familia no ha habido derroches.
"Mis padres eran estrictos, pero sin grandes broncas. Mi papá, con una mirada lo dice todo", decía en alguna entrevista. Desde los ocho y hasta los 17 años hizo danzas clásicas. Sin embargo, su pasión es el arte y desde 2004 es restauradora de pinturas en el Museo Thyssen-Bornemisza.
"Trabajamos con lupas de aumento y mucha concentración. A veces tienes la impresión de estar metida dentro de la obra", ha dicho sobre esto que tanto ama. Y recuerda un episodio que los marcó para siempre y cambió su realidad de manera rotunda.
La pareja de Raphael sufrió un secuestro exprés en 1979, y tras ser liberada, decidió coger sus maletas y junto a sus hijos viajar a Miami. Allí se instalaron con el músico, para dejar atrás la lamentable experiencia y estar más seguros. Alejandra tampoco es de hablar mucho de la parentela, y prefiere enfocarse en su trabajo.