Durante el verano, se producen un 25% más de accidentes como caídas, insolaciones, pequeñas afecciones digestivas o picaduras. Aunque la mayoría de estos pueden tener una solución fácil y rápida, podemos evitarlos o reaccionar rápidamente en el caso de que ocurran, y continuar disfrutando de nuestras vacaciones.
1. Caídas y posibles traumatismos.
En los meses de verano, incidentes como tropezones en excursiones, resbalones en la piscina, pequeños siniestros en bicicleta, entre otros, tienen una ocurrencia mucho más alta y pueden generar desde una lesión de poca importancia hasta un traumatismo grave. Para evitar caídas, debes tener cuidado con el borde de la piscina, las zonas mojadas y rocosas en la playa, usar un calzado especial para el agua para prevenir resbalones y heridas.
Si se producen porrazos, que sean leves y no en la cabeza, podrás alivianar el dolor y minimizar la hinchazón aplicando frío o una crema de efecto antiinflamatorio. Si se evidencian síntomas como confusión, somnolencia o pérdida de conocimiento, se debe ir a una urgencia médica. Entre los traumatismos más comunes hallamos esguinces (lesiones de los ligamentos), luxaciones (separación anormal de los huesos de una articulación) o fracturas (rotura parcial o total de algún hueso).
2. Insolación, quemaduras y deshidratación
Son algunos de los percances en el verano más frecuentes, debido a las temperaturas altas. Estar mucho tiempo bajo el sol puede causar quemaduras importantes, que generan síntomas como enrojecimiento de la piel, hinchazón, dolor e incluso ampollas. Por lo tanto, es fundamental siempre protegerse con un factor alto, gorras y camisetas, y evitar el sol de 12 a 17 horas. Ante quemaduras, puedes refrescar la piel rápido con frío y utilizando un hidratante aftersun.
Entre otros de los grandes peligros del sol, la insolación, más si no hay una hidratación correcta, suele generar mareos, dolor de cabeza, aturdimiento y, en casos más graves, náuseas, vómitos, fiebre y pérdida de conciencia. Para evitarlos hay que beber mínimo de 2 a 3 litros de líquido diariamente, y mantenerse en lugares frescos y a la sombra. Si suceden se debe colocar al afectado en posición semisentado con la cabeza elevada para favorecer la entrada de aire y, colocar paños húmedos en frente y muñecas para reducir su temperatura corporal.
3. Problemas digestivos
Un cambio en la rutina alimenticia, los irregulares horarios y la incorrecta conservación de la comida pueden provocar trastornos estomacales como malestar gastrointestinal, intoxicaciones alimentarias y diarreas.
Para evitarlos, es importante evitar los alimentos crudos, las salsas que contienen huevo o leche y la comida de puestos ambulantes, y beber siempre agua embotellada. Intenta moderar la ingesta de alimentos cuando la temperatura sea alta, y así lograrás una buena digestión. En caso de diarrea basta con seguir una dieta astringente y tomar abundante líquido. Si los problemas persisten durante varios días, es recomendable acudir al médico.
Hay que extremar las precauciones con niños
Según los expertos, los accidentes infantiles aumentan un 20% en la época estival y, entre estos, los más frecuentes son las insolaciones y los traumatismos. Por lo tanto, es imprescindible ampliar la vigilancia sobre los menores para protegerlos ante cualquier peligro.
En playas y piscinas, siempre hay que estar alertas a posibles caídas y porrazos, pero, además, al riesgo de ahogamiento, por lo que no se debe dejar de vigilarle cuando esté dentro del agua o cerca, aunque sepa nadar. También es importante, no higienizarse en zonas no autorizadas.
En cuanto a la digestión, se recomienda esperar aproximadamente dos horas, para prevenir el choque térmico con el agua fría, que puede inducir el conocido corte.
En caso de ocurrir una picadura de una medusa u otro animal, es conveniente limpiar la zona con suero fisiológico o, en su defecto, con agua de mar. Si es de una avispa, se puede aliviar la inflamación y el dolor aplicando hielo cubierto por una tela.
Los retoños que pueden llegar a sufrir otitis o conjuntivitis deben protegerse al sumergirse. En caso de otitis, hay que mantener protegidos los oídos con tapones y secarse bien las orejas al salir del agua. Para los ojos, es recomendable llevar gafas de buceo y limpiarlos bien.
Consejos de primeros auxilios
1. Ahogamiento
Luego de dar aviso a urgencias, se estirará al ahogado boca abajo y se le presionará la espalda para que expulse el agua que tiene en los pulmones. Si respira, se lo ubicará de costado para evitar que aspire los vómitos. Si no respira o lo hace ineficazmente (boqueos, escaso movimiento torácico, etc.), se deben iniciar las maniobras de reanimación cardio pulmonar, alternando 30 compresiones de pecho y dos insuflaciones por la boca, con la nariz tapada y el mentón levantado para facilitar la entrada de aire.
2. Atragantamiento
Para hacer que expulse el objeto que le imposibilita el paso del aire, se debe poner al sujeto hacia adelante y darle golpes entre los omoplatos. Si no lo expulsa, hay que hacerle la maniobra de Heimlich, que consiste en abrazar por atrás a la persona atragantada y comprimir la zona ubicada debajo de las costillas y encima del ombligo con el pulgar de la mano sujeto por los otros dedos.