Barbie es la muñeca más famosa y vendida del mundo, pero también una de las más polémicas y criticadas.
Desde su creación en 1959 por Ruth Handler, una empresaria estadounidense que se inspiró en una muñeca alemana llamada Bild Lilli, Barbie ha sido un referente cultural que ha reflejado los cambios sociales, políticos y estéticos de cada época. Sin embargo, también ha sido acusada de promover estereotipos de belleza, género y raza que pueden afectar negativamente a la autoestima y la identidad de las niñas que juegan con ella.
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En este artículo, nos centraremos en el año 1980, un momento clave en la historia de Barbie, ya que fue el año en que Mattel, la compañía que fabrica la muñeca, lanzó al mercado la primera Barbie negra y la primera Barbie latina. Estas muñecas fueron un intento de Mattel de diversificar su oferta y adaptarse a la realidad multicultural de Estados Unidos y del mundo. Sin embargo, también generaron controversia y debate sobre la representación y la inclusión de las minorías étnicas en el universo de Barbie.
La primera Barbie negra se llamó Black Barbie y se presentó como la amiga de Barbie. Tenía el mismo molde de cara que la Barbie blanca, pero con el pelo rizado y la piel morena. Vestía un elegante vestido rojo con un cinturón dorado y unos zapatos a juego. La primera Barbie latina se llamó Barbie Hispanic y también se presentó como la amiga de Barbie. Tenía el mismo molde de cara que la Barbie blanca, pero con el pelo lacio y castaño y la piel ligeramente bronceada. Vestía un vestido blanco con flores rojas y verdes y unos zapatos blancos.
Estas muñecas fueron un éxito comercial, ya que muchas niñas negras y latinas se sintieron identificadas con ellas y las compraron. Sin embargo, también recibieron críticas por parte de algunos sectores que consideraban que no reflejaban la diversidad y la riqueza cultural de las comunidades afroamericanas e hispanas. Algunos argumentaban que las muñecas eran simplemente versiones coloreadas de la Barbie blanca, que seguían los mismos patrones de belleza occidentales y que no tenían una personalidad propia. Otros reclamaban que las muñecas tuvieran nombres propios, rasgos faciales distintivos y vestimentas típicas de sus orígenes étnicos.
Estas críticas hicieron que Mattel fuera más consciente de la necesidad de crear muñecas más diversas y realistas, que representaran mejor a las diferentes culturas y grupos sociales que existen en el mundo. Así, en los años siguientes, Mattel lanzó otras muñecas negras y latinas con nombres propios, como Teresa, la primera amiga latina de Barbie, o Christie, la primera novia negra de Ken. También creó muñecas de otras etnias, como la Barbie asiática, la Barbie india o la Barbie nativa americana. Además, introdujo muñecas con diferentes profesiones, como la Barbie médica, la Barbie astronauta o la Barbie presidenta.
Barbie 1980 fue, sin duda, la muñeca que marcó una generación, ya que fue la primera en romper con el monopolio de la Barbie blanca y abrir las puertas a la diversidad y la inclusión en el mundo de las muñecas. Aunque no fue perfecta ni satisfizo a todos, fue un paso importante para que las niñas de diferentes razas, culturas y orígenes se vieran reflejadas y valoradas en uno de los juguetes más populares y emblemáticos de la historia.