Tamara Falcó e Iñigo Onieva regresaron, y están más felices que nunca. Los preparativos de su boda ya están en marcha, y juntos desean formar una familia. Pero si bien ellos se regocijan de felicidad con esta nueva etapa en la relación, no todos estaban tan contentos con esta tregua. Nos referimos específicamente a Isabel Preysler, que no quería saber más nada con el ingeniero.
Fue muy difícil para la socialité ver sufrir a su hija de tal manera, pues el conflicto que hubo entre la marquesa de Griñón y el madrileño no fue solo puertas adentro, sino que toda España tuvo que ver mediante una grabación como traicionaban a la sucesora de Isabel Preysler.
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Sin embargo, Tamara e Iñigo ya han solucionado esto, y dejaron atrás el terrible momento que tuvieron que vivir. Ya va siendo hora de que la madre de la chef haga lo mismo, y es justamente lo que está intentando. La ex de Carlos Falcó le da también una nueva chance de remediar los daños al prometido de su heredera.
La hispanofilipina celebró su aniversario número 72, pero este año decidió hacerlo con muchísima discreción. En primer lugar, acudió al Teatro Real junto a Tamara para disfrutar de un buen show. Tras esto, la diseñadora de modas y su pareja arribaron el domicilio de la progenitora de Enrique Iglesias.
La aristócrata eligió pasar su cumpleaños en su hogar de Puerta de Hierro, en una velada de lo más personal donde compartió varias horas junto a la pareja de su hija. Según informa el periódico “20 minutos”, la ex de Julio Iglesias ya no tiene quejas sobre el noviazgo de su sucesora y, de hecho, sería la consejera personal de la pareja.
Pero el mismo Onieva fue consultado sobre el festejo de cumpleaños de su suegra y, aunque en un principio quiso dejar claro que no daría información de más, acabó por aclarar de manera sencilla y concisa que todo está más que bien entre él y la progenitora de su enamorada: "Todo bien, efectivamente. Estoy muy feliz”.
Nada más que agregar. La colaboradora y el diseñador de coches sentaron cabeza, y los cimientos de su relación parecen más solidos que nunca. De hecho, ambos conviven juntos en la residencia del madrileño, e incluso, la tertuliana ha llevado a sus mascotas al domicilio en el barrio de Justicia.
Parece que Isabel Preysler vio tan feliz a su hija que no necesitó nada más, fue todo lo que requirió para confiar nuevamente en Iñigo pese a sus errores del pasado. Ahora, elige dejar los resentimientos a un lado, y disfruta de la ilusión de Tamara, que espera con entusiasmo el tan mencionado 8 de julio, día en que se celebrará su boda.