Los sellos de Isabel II se pueden clasificar en cuatro grandes grupos: los sellos clásicos, los sellos dentados, los sellos locales y los sellos falsos. Cada uno de estos grupos tiene sus propias características y peculiaridades que los diferencian y les otorgan un valor diferente.
Los sellos dentados son los más numerosos y conocidos. Se emitieron entre 1854 y 1868, y se distinguen por tener un borde con pequeños cortes o dientes que facilitaban su separación. Los diseños son más elaborados, con escudos, coronas, leones o castillos. Los colores son más vivos y variados, desde el amarillo al violeta, pasando por el naranja, el lila o el carmín. Estos sellos son más fáciles de encontrar que los clásicos, pero también tienen un gran valor filatélico.
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Los sellos locales son los más curiosos e interesantes. Se emitieron entre 1855 y 1865, y se usaron para franquear la correspondencia dentro de una misma ciudad o provincia. Los diseños son muy variados, con motivos locales, regionales o nacionales. Los colores son también diversos, desde el blanco al negro, pasando por el gris, el marrón o el rosa. Estos sellos son muy escasos y difíciles de conseguir, ya que se produjeron en pequeñas cantidades y se usaron poco.
Los sellos falsos son los más engañosos y peligrosos. Se trata de imitaciones o reproducciones de los sellos originales, que se hicieron con fines fraudulentos o comerciales. Los diseños son similares a los auténticos, pero presentan diferencias en la calidad del papel, la tinta, la impresión o las marcas.
Los colores son también parecidos a los verdaderos, pero suelen ser más apagados o desvaídos. Estos sellos son muy abundantes y fáciles de encontrar, pero tienen un valor nulo o muy bajo.
Entre todos estos grupos de sellos, hay tres colores que destacan por su belleza, su rareza y su valor: el negro, el azul y el rosa. Estos colores corresponden a los primeros sellos emitidos en 1850, que son los más antiguos y escasos de la serie.
Estos colores tienen un alto valor histórico y filatélico, ya que representan el inicio de la historia postal española y son testimonios de una época convulsa y trascendental para el país.
Estos tres colores de los sellos de Isabel II son las joyas filatélicas que te harán rico en septiembre, si tienes la suerte de encontrarlos o poseerlos.